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Cunden en EU solidaridad con Palestina y críticas por apoyo a Israel

David Brooks y Jim Cason, corresponsales de la Jornada

14 de marzo de 2024 19:25

Nueva York y Washington. Palestina esta presente por todo Estados Unidos con activistas obstaculizando desde los camiones de distribución del New York Times esta madrugada a interrupciones constantes del presidente y legisladores en casi todo evento publico acusándolos de complicidad con Israel coreando “hey Joe, no te puedes esconder, te acusamos de genocidio” y “hey hey, ho ho, cuantos niños has matado hoy”, así como a través de actos de protesta en las calles y ante las urnas, una ola de solidaridad y oposición a la guerra de Israel que tiene sitiados de manera pacífica pero feroz a la cúpula política del país.

Este jueves la evidencia más contundente de que estas acciones han logrado fracturar la narrativa oficial bipartidista de apoyo incondicional a Israel fue que el líder demócrata del Senado, y el político judío de mayor rango en el país, Chuck Schumer, fiel defensor de Israel, se vio obligado a distanciarse públicamente del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, e instó a los israelíes a cambiar su liderazgo con nuevas elecciones -aunque al mismo tiempo seguía promoviendo la aprobación de un nuevo paquete de asistencia militar a ese país.

Las expresiones de protesta contra la política estadunidense de apoyo incondicional de Israel en una guerra en que ya ha matado a más de 31 mil civiles en Gaza se están convirtiendo en un movimiento. “Los activistas en Estados Unidos que están llamando a que Biden repiense sus políticas Israel-Palestina están manejando un movimiento de protesta muy inteligente, usando tácticas que están construyendo ímpetu por su causa e incrementando la insatisfacción con el manejo de este tema por la Casa Blanca”, escribió el analista Perry Bacon en el Washington Post.

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¿Cuál es la nueva estrategia económica estadounidense para salvar su Imperio?

Michael Roberts 

El mes pasado, el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, describió la política económica internacional de la administración estadounidense. Fue un discurso fundamental, porque Sullivan explicó lo que se llama el Nuevo Consenso de Washington sobre la política exterior de Estados Unidos.

El Consenso de Washington original fue un conjunto de diez prescripciones de política económica que constituían el paquete de reformas “estándar” promovido por instituciones con sede en Washington D.C., como el FMI, el Banco Mundial y el Tesoro de los Estados Unidos, para los países en desarrollo asolados por la crisis. El término fue utilizado por primera vez en 1989 por el economista inglés John Williamson. Las prescripciones abarcaban el libre mercado, con políticas como la ‘liberalización’ comercial y financiera y la privatización de activos estatales. También implicaron políticas fiscales y monetarias destinadas a minimizar los déficits fiscales y el gasto público.

Era el modelo de política neoclásico aplicado al mundo e impuesto a los países pobres por el imperialismo estadounidense y sus instituciones aliadas. La clave era el ‘libre comercio’ sin aranceles y otras barreras, libre flujo de capital y regulación mínima, un modelo que beneficiaba específicamente la posición hegemónica norteamericana.

Pero las cosas han cambiado desde la década de 1990, en particular, el surgimiento de China como potencia económica rival a nivel mundial; y el fracaso del modelo económico internacional neoclásico y neoliberal para generar crecimiento económico y reducir la desigualdad entre las naciones y dentro de las naciones.

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Específicamente, desde el final de la Gran Recesión en 2009 y la Larga Depresión de la década de 2010, EE. UU. y otras economías capitalistas avanzadas líderes han estado tambaleándose. La ‘globalización’, basada en el rápido aumento de los flujos comerciales y de capital, se ha estancado e incluso se ha revertido. El calentamiento global ha aumentado el riesgo de catástrofes ambientales y económicas. La amenaza a la hegemonía del dólar estadounidense ha crecido. Se necesitaba un nuevo ‘consenso’.

El ascenso de China con un gobierno y una economía que no se inclinan ante los deseos de EE. UU. es una línea roja para los estrategas estadounidenses.

Las cifras del Banco Mundial a continuación hablan por sí solas. La participación de estadounidense en el PIB mundial aumentó del 25 % al 30 % entre 1980 y 2000, pero en las dos primeras décadas del siglo XXI cayó por debajo del 25 %. En esas dos décadas, la participación de China aumentó de menos del 4% a más del 17%, es decir, se cuadruplicó. La participación de otros países del G7 (Japón, Italia, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá) cayó considerablemente, mientras que los países en desarrollo (excluida China) se han estancado como parte del PIB mundial, y su participación cambió con los precios de las materias primas y las crisis de deuda.

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Fuente: Bert Hofman, datos del Banco Mundial.

El Nuevo Consenso de Washington apunta a sostener la hegemonía del capital estadounidense y sus aliados menores con un nuevo enfoque. Sullivan: “Ante las crisis que se agravan (el estancamiento económico, la polarización política y la emergencia climática), se requiere una nueva agenda de reconstrucción”. Estados Unidos debe mantener su hegemonía, dijo Sullivan, pero “esta hegemonía, no es la capacidad de prevalecer, eso es dominio, sino la disposición de otros a seguirnos (bajo restricciones) y la capacidad de establecer agendas”. En otras palabras, Estados Unidos establecerá la nueva agenda y sus socios menores la seguirán: una alianza de los dispuestos. Aquellos que no les siguen deberán enfrentar las consecuencias.

Pero ¿cuál es este nuevo consenso? El libre comercio y los flujos de capital y la no intervención del gobierno deben ser reemplazados por una ‘estrategia industrial’ donde los gobiernos intervienen para subsidiar y gravar a las empresas capitalistas para que se cumplan los objetivos nacionales. Habrá más controles comerciales y de capital, más inversión pública y más impuestos a los ricos. Debajo de estos temas está que, a partir ahora, en adelante, no habrá pactos globales, sino acuerdos regionales y bilaterales; no habrá libre circulación, sino capital y mano de obra controlados a nivel nacional. Y en torno a eso, nuevas alianzas militares para imponer este nuevo consenso.

Este cambio no es nuevo en la historia del capitalismo. Cada vez que un país se vuelve económicamente dominante a escala internacional, quiere libre comercio y mercados libres para sus bienes y servicios; pero cuando empieza a perder su posición relativa, cambia a soluciones más proteccionistas y nacionalistas.

A mediados del siglo XIX, el Reino Unido era la potencia económica dominante y defendía el libre comercio y la exportación de sus capitales, mientras que las potencias económicas emergentes de Europa y Estados Unidos (después de la guerra civil) se basaron en medidas proteccionistas y «estrategia productiva”, para construir su base Industrial. A fines del siglo XIX, el Reino Unido había perdido su dominio y su política cambió hacia el proteccionismo. Luego, en 1945, después que EE. UU. ‘ganara’ la Segunda Guerra Mundial, entró en juego el consenso de Bretton Woods-Washington, y se regresó a la ‘globalización’ en beneficio de los capitales estadounidenses. Ahora el imperialismo espera pasar de los mercados libres a nuevas estrategias proteccionistas guiadas por los gobiernos, pero con una diferencia, Estados Unidos espera que sus aliados también sigan su camino y que, como resultado, sus enemigos sean aplastados.

Dentro del Nuevo Consenso de Washington hay un intento de la economía dominante de introducir lo que se llama ‘economía moderna del lado de la oferta’ (MSSE). La ‘economía del lado de la oferta’ era un enfoque neoclásico presentado como oposición a la economía keynesiana, que argumenta que todo lo que se necesita para el crecimiento son medidas fiscales y monetarias macroeconómicas para garantizar una ‘demanda agregada’ suficiente para que una economía marche bien.

Los partidarios de la oferta se habían opuesto a la idea que los gobiernos deberían intervenir en la economía, argumentando que la macro gestión no funcionaría sino que simplemente «distorsionaría» las fuerzas del mercado. En esto tenían razón, como lo demostró la experiencia de la década de 1970 en adelante.

Su alternativa era concentrarse en impulsar la productividad y el comercio, es decir, la oferta, no la demanda. Estos economistas también se opusieron totalmente a la intervención del gobierno en la oferta. El mercado, las corporaciones y los bancos podrían hacer el trabajo de sostener el crecimiento económico y los ingresos reales, si se les dejaba solos. Eso también ha resultado falso.

Así que ahora, dentro del Nuevo Consenso de Washington, la estrategia ha cambiado, la han bautizado como una ‘economía moderna del lado de la oferta’. Así lo describió la actual secretaria del Tesoro de EE. UU. y expresidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en un discurso ante el Instituto de Investigación de Política Económica de Stanford. Yellen es el último neokeynesiano, que defiende tanto las políticas de demanda agregada como las medidas del lado de la oferta.

Yellen explicó: “El término ‘economía moderna del lado de la oferta’ describe la estrategia de crecimiento económico de la Administración Biden, y lo contrastaré con los enfoques keynesiano y tradicional del lado de la oferta”. Continuó: «Con lo que realmente estamos comparando nuestro nuevo enfoque es con la tradicional «economía del lado de la oferta», que también busca expandir la producción potencial de la economía, pero a través de una desregulación agresiva junto con recortes de impuestos diseñados para promover la inversión de capital privado».

Entonces, ¿qué es diferente? “La economía moderna del lado de la oferta, por el contrario, prioriza la oferta de mano de obra, el capital humano, la infraestructura pública, la I+D y las inversiones en un entorno sostenible. Todas estas áreas de enfoque tienen como objetivo aumentar el crecimiento económico y abordar los problemas estructurales a más largo plazo, en particular la desigualdad”.

Yellen descarta el antiguo enfoque: “Nuestro nuevo enfoque es mucho más prometedor que la antigua economía del lado de la oferta, que ha sido una estrategia fallida para aumentar el crecimiento. Los importantes recortes de impuestos sobre el capital no han logrado las ganancias prometidas. Y la desregulación tiene un historial igualmente pobre con respecto a las políticas ambientales, especialmente con respecto a la reducción de las emisiones de CO₂”.

Yellen toma nota de lo que hemos discutido en este blog muchas veces. “Durante la última década, el crecimiento de la productividad laboral de EE. UU. promedió apenas un 1,1 %, aproximadamente la mitad que durante los cincuenta años anteriores. Esto ha contribuido a un lento crecimiento de los salarios, con ganancias históricas especialmente lentas para los trabajadores en la parte inferior de la distribución salarial”.

Yellen dirige su intervención a los economistas de la corriente principal del lado de la oferta. “ El potencial de crecimiento a largo plazo de un país depende del tamaño de su fuerza laboral, la productividad de sus trabajadores, la capacidad de renovación de sus recursos y la estabilidad de sus sistemas políticos. La economía moderna del lado de la oferta busca estimular el crecimiento económico impulsando la oferta laboral y aumentando la productividad, al tiempo que reduce la desigualdad y el daño ambiental. Esencialmente, no solo nos enfocamos en lograr un alto crecimiento, que es insostenible, sino que buscamos un crecimiento que sea inclusivo y ecológico.” Entonces, la economía del lado de MSSE tiene como objetivo resolver las fallas en el capitalismo en el siglo XXI.

¿Cómo se hace esto? Básicamente, mediante subsidios gubernamentales a la industria, no mediante la propiedad y el control de sectores clave del lado de la oferta. Como ella lo expresó: “la estrategia económica de la Administración Biden adopta, en lugar de rechazar, la colaboración con el sector privado a través de una combinación de incentivos mejorados basados en el mercado y gasto directo basado en estrategias comprobadas empíricamente. Por ejemplo, un paquete de incentivos y reembolsos para energía limpia, vehículos eléctricos y descarbonización incentivará a las empresas a realizar estas inversiones críticas”. Y gravando a las corporaciones tanto a nivel nacional como a través de acuerdos internacionales para detener la evasión en paraísos fiscales y otras triquiñuelas de evasión de impuestos corporativos.

Desde mi punto de vista, los ‘incentivos’ y las ‘regulaciones fiscales’ no darán más éxito en el lado de la oferta que la versión neoclásica de la ESS, porque la estructura existente de producción e inversión capitalista permanecerá prácticamente intacta.

La economía moderna del lado de la oferta favorece la inversión privada para resolver los problemas económicos con un gobierno que «dirija» dicha inversión en la dirección correcta. Pero la estructura existente depende de la rentabilidad del capital. De hecho, es más probable que gravar a las corporaciones y la regulación gubernamental reduzca la rentabilidad más que cualquier incentivo y subsidio gubernamental que la aumente.

La economía de la oferta moderna y el Nuevo Consenso de Washington combinan la política económica nacional e internacional para las principales economías capitalistas en una “alianza de los dispuestos”. Pero este nuevo modelo económico no ofrece nada a aquellos países que enfrentan niveles de deuda crecientes y costos de servicio que están llevando a muchos a la mora y la depresión.

El Banco Mundial informó esta semana que el crecimiento económico en el Sur Global fuera de China caerá del 4,1 % de 2022 al 2,9 % en 2023. Golpeados por la alta inflación, el aumento de las tasas de interés y los niveles récord de deuda, muchos países se estaban empobreciendo. Catorce países de bajos ingresos ya corren un alto riesgo de sobreendeudamiento, en comparación con solo seis en 2015. “Para fines de 2024, el crecimiento del ingreso per cápita en aproximadamente un tercio de los EMDE será menor que en vísperas de la pandemia.

En los países de bajos ingresos, especialmente los más pobres, el daño es aún mayor: en aproximadamente un tercio de estos países, los ingresos per cápita en 2024 se mantendrán por debajo de los niveles de 2019 en un promedio del 6 %”.

Y no hay cambios en las condiciones de préstamo del FMI, la OCDE o el Banco Mundial: se espera que los países endeudados impongan medidas fiscales austeras al gasto público y que privaticen las entidades estatales restantes. La cancelación de la deuda no está en la agenda del Nuevo Consenso de Washington. Además, como dijo Adam Tooze recientemente, “Yellen buscó demarcar los límites para una sana competencia y cooperación, pero no dejó ninguna duda que la seguridad nacional supera cualquier otra consideración en Washington hoy”.

La economía moderna del lado de la oferta y el Nuevo Consenso de Washington son modelos, no para mejorar las economías y el medio ambiente en el mundo, sino es la nueva estrategia global para sostener el capitalismo estadounidense en casa y el imperialismo estadounidense en el extranjero.

Fuente: Mientras Tanto 9/VI/2023

El botín de guerra: el comercio multimillonario de heroína en Afganistán

La agenda oculta de Joe Biden en Afganistán: mantener el tráfico de drogas

Por Prof Michel Chossudovsky

Global Research, August 17, 2021

Global Research 14 June 2005

El artículo siguiente se publicó por primera vez en 2005. A continuación se muestra una actualización detallada seguida del artículo original de 2005.

Nota del autor y actualización

La crisis de los opioides en Estados Unidos, definida en términos generales, guarda relación con la exportación de heroína desde Afganistán. ¿Cómo se verá afectado este comercio multimillonario (que hasta hace poco estaba protegido por las fuerzas estadounidenses) por la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán? Las empresas mercenarias privadas también participan en el apoyo al comercio del opio. La retirada de Estados Unidos ha sido objeto de amplias negociaciones entre Estados Unidos y la OTAN y los talibanes. Se firmó un acuerdo en Doha a fines de febrero de 2020 al comienzo de la Administración Biden. ¿Llegó Estados Unidos a un «acuerdo secreto» con los talibanes sobre el comercio de opio?

Restauración del narcotráfico. ¿Contribuyó la invasión de Afganistán al aumento de la adicción a la heroína?

Lo que es importante entender es que uno de los objetivos estratégicos clave de la guerra de 2001 contra Afganistán fue restaurar el comercio de opio tras el exitoso programa de erradicación de drogas del gobierno talibán en 2000-2001, que condujo a un colapso del 94% en la producción de opio. Este programa fue apoyado por las Naciones Unidas. (Para obtener más detalles, consulte a continuación) En el transcurso de los últimos 19 años después de la invasión de octubre de 2001 de Estados Unidos y la OTAN, ha habido un aumento en la producción de opio afgano. A su vez, el número de adictos a la heroína en Estados Unidos ha aumentado drásticamente. ¿Existe una relación? Había 189.000 consumidores de heroína en Estados Unidos en 2001, antes de la invasión de Afganistán por Estados Unidos y la OTAN. Para 2016, ese número subió a 4.500.000 (2,5 millones de adictos a la heroína y 2 millones de consumidores ocasionales). En 2020, en el punto álgido de la crisis del covid, las muertes por opioides y adicción a las drogas se triplicaron. Es mucho dinero para las grandes farmacéuticas.

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The Nightmare: The Iraq Invasion’s Atrocities, Unearthing the Unthinkable

By Felicity Arbuthnot
Global Research, March 19, 2021
9 October 2010
Today we commemorate. Our thoughts are with the people of Iraq. March 19 2021 marks 18 years since the US-UK led war on Iraq in 2003. But that war did not start in 2003. It is an ongoing 30 years wars. It is part of a broader war against humanity.  This article by Felicity Arbuthnot was first published on October 9, 2010.
“Those who can make you believe absurdities can make you commit atrocities.” François-Marie Arouet -“Voltaire” (1694-1778.)
I have a deeply held belief that the duty of a commentator is, to the best of one’s ability, to record, to shine light in often dark places, to act as a voice for those whose own voice, fears, plights might not be heard or known. To write about the emotions one sometimes feels when doing it, is an anathema and anyway a redundancy.
The purpose is to attempt to draw attention to wrongs, not to whinge about the effects they can have – and any way, a private life should be just that. If politicians wish to strip themselves of their dignity and allude to everything from their sex life, to using private grief to gain sympathy votes, those with a shred of self-respect do not wish to emulate them. Here, I am breaking my taboo, for a reason.
Over the last several weeks I have again researched in depth, invasion’s atrocities in Iraq, unearthing the unthinkable, switching off emotion and reading of terror, torture, monstrous wickednesses, word after sickening word. Then, Fallujah revisited (1) with document after document revealing the depth of the darkest depravities towards others, which can be plumbed, by “some mother’s son” – or daughter. Indeed, some child’s father or mother, able to shoot the children, toddlers, babies of others, in cold blood, drive over them in tanks, leaving the pathetic remains to be eaten by stray dogs.



Lea el artículo completo:
https://www.globalresearch.ca/the-nightmare-the-iraq-invasion-s-atrocities-unearthing-the-unthinkable/21370

“Estados Unidos de América se ha vuelto loco”: Reflexiones de John le Carré sobre la guerra en Irak, el militarismo estadounidense e Israel

Democracy Now

El legendario escritor británico John le Carré falleció a los 89 años de edad. Cuando se preparaba la invasión a Irak, John le Carré fue un feroz crítico del presidente George W. Bush y el primer ministro británico Tony Blair. En enero de 2003, publicó “Estados Unidos de América se ha vuelto loco”, un ensayo que fue muy leído. En el año 2010, John le Carré leyó el ensayo durante una entrevista con Democracy Now!

Para ampliar esta información, vea (en inglés) la entrevista a John le Carré.

Para ampliar esta información, vea (en inglés) la entrevista a John le Carré.

Medios que miran a otro lado en el juicio a Julian Assange

Fuente: El Diario

Pascual Serrano | 19/09/2020

Todos esos medios que tanto se presentaron como desveladores de secretos de guerra ocultados por Estados Unidos ahora asisten e informan con frialdad e indiferencia del atropello de la persona que hizo posible conocer toda aquella verdad

El pasado 7 de septiembre se reanudó el juicio de extradición de Julian Assange en Londres. Estados Unidos lo reclama por 18 presuntos delitos de espionaje e intrusión informática, por difundir mediante Wikileaks en 2010 más de 700.000 documentos clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas estadounidenses, sobre todo en Iraq y Afganistán, que revelaron actos de tortura, muertes de civiles y otros abusos.

Tras ser pospuesto en febrero por la pandemia de COVID, se prevé que las vistas duren tres o cuatro semanas

Recluido en una prisión londinense de alta seguridad desde su detención en abril de 2019 en la embajada de Ecuador, donde vivió siete años, Assange podría ser condenado a 175 años de cárcel si la justicia estadounidense lo declara culpable.

Es verdad que estamos solo ante el juicio donde se decidirá si se le extradita, no si es culpable de los delitos, sin embargo, la repercusión de esta noticia está siendo mínima en los grandes medios a pesar de situarse en una ciudad, Londres, donde todos tienen acceso. No estamos viendo ni crónicas de corresponsales o enviados ni reportajes ni artículos de opinión. Algo que contrasta con la tremenda repercusión que tuvo la difusión de las informaciones de Wikileaks y lo rentable que supuso para el pool de periódicos que tuvieron el privilegio de disponer de sus informaciones en primicia. Sin embargo, ahora se están limitando a difundir escuetos y fríos cables de agencia.

Los medios no están recordando elementos de contexto fundamentales. Repasemos:

Assange está encarcelado en Londres por una condena de 50 semanas de prisión por haber violado la libertad condicional que le concedieron mientras se decidía una reclamación de la justicia sueca por violación. Pero en 2015 el fiscal sueco retiró los cargos y en 2017 la justicia sueca archivó la causa, por tanto no tiene sentido mantener en prisión en Londres a una persona acusándole de violar una libertad condicionada a una acusación que no existe.

Assange fue abandonado por el gobierno de Ecuador cuando llegó al poder Lenin Moreno. Su país recibió el visto bueno de Estados Unidos para un préstamo con el FMI por cuatro mil millones de dólares a cambio de que la policía inglesa entrara a la embajada y lo arrestara porno haberse entregado a la corte cuando estaba libre bajo fianza en 2012. No parece que ese sea un sistema muy lícito para impartir justicia.

Sesenta médicos suscribieron una carta alertando su preocupación de que Assange pudiera morir en la cárcel dado su deteriorado estado de salud. Incluso el relator de la ONU sobre la tortura, Nils Melzer, dijo que la vida de Assange estaba «ahora en peligro». Posteriormente, el pasado junio, más de 200 médicos eminentes de todo el mundo suscribieron un comunicado en la revista médica The Lancet pidiendo poner fin a la tortura psicológica del editor de WikiLeaks y su liberación inmediata de la prisión Belmarsh de máxima seguridad en Gran Bretaña.

No se hace referencia a las irregularidades denunciadas en la comparecencia del pasado octubre ante el tribunal de primera instancia de Westminster. El exdiplomático británico Craig Murray, que logró estar presente en la sesión, reveló el estado débil y errático en el que se encontraba Assange, el desprecio de la jueza hacia la defensa, que vio denegadas todas sus alegaciones, desde la petición de más tiempo para preparar el caso dadas las limitaciones que se pusieron a los abogados de Assange para ver a su cliente en prisión, a la incautación de los documentos (por agentes de Estados Unidos) que éste tenía en la embajada de Ecuador. Extraña la irregularidad de que el fiscal del caso consultara en la propia sala sus dudas con tres funcionarios de la embajada de Estados Unidos que, según sus propias palabras, le daban «instrucciones». La jueza aprobó todas sus peticiones. Incluso llegaron a entrar en la sala dos agentes estadounidenses armados.

La vista que ahora ha comenzado se realiza en Woolwich Crown Court, en lugar destinado a los juicios por terrorismo, no se permite público ni observadores de ONG’s y se ha impuesto una limitación de tan solo 10 periodistas que podrán acceder a las sesiones. Esta restricción es una manera de invisibilizar el estado de salud de Assange: la última vez que se lo vio fue en su arresto en la embajada ecuatoriana. La información de las pocas personas que han tenido acceso a Assange en todos estos meses – su actual pareja, sus abogados- es que su estado de salud es precario.

La situación carcelaria a la que está sometido es inhumana. Se trata de una prisión de alta seguridad en condiciones de aislamiento, con 23 horas diarias de soledad y 45 minutos para hacer ejercicio en un patio de cemento. Cuando Assange sale de la celda, «todos los pasillos por los que pasa son evacuados y todas las puertas de las celdas se cierran para garantizar que no tenga contacto con otros reclusos».

Todos esos medios de comunicación que tanto se presentaron como desveladores de secretos de guerra ocultados por Estados Unidos, medios que denunciaban torturas y múltiples violaciones de derechos humanos, defensores de la libertad de expresión y de la transparencia informativa, ahora asisten e informan con frialdad e indiferencia al atropello de la persona que hizo posible conocer toda aquella verdad sobre la guerra y las invasiones de Estados Unidos.

Nos lo recordaban Noam Chomsky y Alice Walker como copresidentes de AssangeDefense.org en The Independent (por supuesto nuestros grandes medios españoles no han recogido ese manifiesto): «Assange enfrenta la extradición a Estados Unidos porque publicó pruebas incontrovertibles de crímenes de guerra y abusos en Irak y Afganistán, avergonzando a la nación más poderosa de la Tierra. Assange publicó pruebas contundentes de «las formas en que el primer mundo explota al tercero», según la denunciante Chelsea Manning, la fuente de esa evidencia. Assange está siendo juzgado por su periodismo, por sus principios».

«Las publicaciones de Assange de 2010 expusieron 15.000 víctimas civiles previamente no contadas en Iraq, bajas que el Ejército de Estados Unidos habría enterrado. Destaca el hecho de que Estados Unidos está intentando lograr lo que los regímenes represivos solo pueden soñar: decidir qué pueden y qué no pueden escribir los periodistas de todo el mundo. Destaca el hecho de que todos los denunciantes y el periodismo en sí, no solo Assange, están siendo juzgados aquí», añaden Chomsky y Walker.

Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/medios-miran-lado-juicio-julian-assange_129_6223669.html

Washington informa: La Casa Blanca bloquea informes de Inteligencia y análisis que prevén una evolución catastrófica del cambio climatico — Sociología crítica

Véase la noticia original. By Juliet Eilperin , Josh Dawseyand Brady Dennis June 8 at 8:56 AM White House blocked intelligence agency’s written testimony saying climate change could be ‘possibly catastrophic’ Officials sought to excise the State Department’s comments on climate science on the grounds that it did not mesh with the administration’s stance White House officials […]

a través de Washington informa: La Casa Blanca bloquea informes de Inteligencia y análisis que prevén una evolución catastrófica del cambio climatico — Sociología crítica

En deuda con Assange

Pedro Miguel

El fundador de Wikileaks sabe perfectamente lo que hace y a lo que se expone: confrontar a la máxima potencia mundial y sus principales aliados –que son potencias por derecho propio– en condiciones de desventaja brutal: una pequeña organización, limitada en recursos con muy pocos integrantes, ha sido capaz, sin embargo, de poner en jaque al gobierno de Estados Unidos y a muchos otros, de cimbrar la complejísima red de relaciones mundiales de Washington y de modificar de esa manera las relaciones de poder del mundo contemporáneo. La difusión de los Papeles de Afganistán, de los Papeles de Irak y de los cables del Departamento de Estado, nueve años más tarde, marcó un parteaguas para los gobernantes, las sociedades y los medios de todo el planeta. Para llevar a cabo tal hazaña es necesario tener una excepcional comprensión del mundo, un propósito claro y un programa de acción definido, y Julian Assange los tiene y supo transmitirlos a su organización. Su historia no es la de un travieso desorientado ni la de un enfant terrible de la informática, como lo han querido presentar a posteriori los medios occidentales que engordaron su circulación y su tráfico gracias a los materiales informativos que Wikileaks les entregó de manera gratuita; ahora se refieren a Assange como “el hacker australiano” y le niegan las facetas de periodista, de pensador y de activista que conviven en este perseguido planetario.

A fines de 2010 Wikileaks decidió suspender su colaboración con grandes diarios para enfocarse en medios independientes y más pequeños y agrupar aquella información en conjuntos nacionales.

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