¿Cómo se produce el ejército de reserva del capitalismo?


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Alejandro Valle Baeza

Si una mercancía cuesta el doble de trabajo social que otra, se podrá consumir la mitad de lo que se puede consumir de la segunda. Esa es una realidad social objetiva. Contabilizar trabajo exige además hacerlo con el directamente empleado, considerar los medios de producción utilizados, es decir el trabajo indirecto. Por ejemplo, en la agricultura la semilla, los fertilizantes, la maquinaria, etc. Al contabilizar ambos tipos de trabajos se puede distribuir correctamente cuánto trabajo se dedica a reponer los medios de producción utilizados y cuánto a producir nuevas mercancías y servicios para el consumo presente o la producción futura.

Cuando el trabajo de un proceso productivo es contabilizado por debajo de lo efectivamente gastado se dificultará su reproducción llegando incluso a su interrupción definitiva. La contabilidad capitalista es en realidad una medición del trabajo por la vía de que los precios miden aproximadamente el trabajo gastado. Esto se hace midiendo en dinero el trabajo; por ejemplo, en México, medio millón de pesos representa un año de trabajo. De manera que un auto que cueste 250 mil pesos significa aproximadamente seis meses de trabajo social.

En otra ocasión analizaremos las desviaciones entre los trabajos gastados y los reconocidos en el capitalismo. Por ahora ignoraremos dichas desviaciones para centrarnos en sólo una: la desviación entre el tiempo trabajado total realizado por los asalariados y el trabajo necesario sólo para reproducir su existencia. Si los asalariados recibieran por cada año trabajado medio millón de pesos no habría ganancias. La clase capitalista explota a los trabajadores pues paga 150 mil pesos por año en promedio. Lo que sería un error, científicamente hablando, es un doble acierto desde el punto de vista capitalista: posibilita la plusvalía o excedente capitalista y ayuda al control del trabajo asalariado.

El que una cantidad de dinero represente una cantidad de trabajo mayor que el salario lo logra el capitalismo por la simple vía de tratar de producir mercancías que le dejan una ganancia “promedio” o superior aunque no todos los capitales lo logran. A la larga los capitales que no obtengan dicha ganancia languidecen y desaparecen. El capitalismo puede presentar su proceso de explotación como un justo intercambio mercantil.

Los economistas ingleses Adam Smith y David Ricardo pudieron hablar de esto sin mencionar la explotación. Marx analizando la realidad capitalista con el mismo supuesto simplificatorio de ellos, de que una cantidad monetaria representa la misma cantidad de trabajo social en toda la economía, descubrió y destacó la explotación capitalista. Para Marx el capitalismo no es una sociedad armónica sino que está basada en el antagonismo entre productores y apropiadores del excedente o capitalistas.

El capitalismo evoluciona creando la base material de una sociedad humana libre de restricciones económicas al mismo tiempo que impone límites cada vez más duros contra el desarrollo humano. Ya enumeramos antes los límites económicos, ambientales y sociales que el capitalismo del siglo XXI nos impone. El capitalismo es una especie de cáncer que llevará a la muerte a la especie humana si no lo detienen los trabajadores conscientes.1

La segunda consecuencia de la existencia de una desviación entre el dinero que representa una unidad de trabajo social –por ejemplo medio millón de pesos por año y el salario que recibe en un año el trabajador –por ejemplo 150 mil pesos al año-, es que el capital crece más que el trabajo. Cuando una empresa ahorra 150 mil pesos en medios de producción es distinto de cuando ahorra esa misma cantidad en salarios. El aumento de productividad es una asimétrica reducción de costos. Una disminución de 150 mil pesos representa un ahorro de 4 meses de trabajo social cuando se hace en medios de producción pero significa un ahorro de un año cuando se ahorra en trabajo asalariado. Por esta vía, el capital, que es trabajo acumulado producido por los trabajadores, crece cada vez más con respecto al trabajo necesario para hacer funcionar dicho capital.

Un ejemplo ilustra el aumento capitalista de la productividad. En 1960 General Motors (GM) tenía un capital de 8553 millones de dólares y 595151 empleados es decir 14371 dól. por trabajador. Para 2015 GM tuvo un capital de $194,520 mill. dol. pero tan sólo 215000 empleados (casi un tercio de los que había en 1960) y 904744 dól. trabajador2.

GM acumuló pues su capital creció más de 100 veces en términos monetarios. En trabajo creció menos, pues ha habido inflación, por lo que una unidad monetaria representa menos trabajo hoy que en 1960; pero con certeza se ha expandido el capital de GM varias veces en los 55 años analizados. En cambio la fuerza de trabajo ha disminuido a poco más de un tercio del que había en 1960. Es decir, el trabajo que estaba detrás de los medios de producción que se utilizaban en GM creció mientras que el trabajo directamente realizado disminuyó al abatirse el número de trabajadores de la empresa. GM se declaró en quiebra en 2009 con la crisis iniciada en 2008. Parte de las acciones de GM son propiedad de los trabajadores pues de esa manera la empresa pagó parte de los salarios que no cubrió por su mala situación.

Una parte del capital de GM no produce plusvalía pero la mayoría de él es propiedad de capitalistas. El aumento de productividad seguiría favoreciendo el crecimiento del capital por encima del aumento del trabajo. incluso si GM fuera íntegramente una cooperativa propiedad de sus trabajadores; pues los medios de producción se hacen para cualquier tipo de empresa y las otras automotrices exigirán ahorro de costos salariales. Por esta razón y por otras que no podemos discutir aquí, los trabajadores necesitamos construir una sociedad superior a la capitalista; una donde la plusvalía no exista porque no habrá trabajo asalariado.

El mismo mecanismo económico que ayuda a producir y ocultar el origen y monto del excedente facilita la producción de trabajadores sobrantes en el capitalismo. Los trabajadores que están desempleados o con trabajos precarios “sobran” y son indispensables para que los empleados laboren disciplinadamente a las órdenes del capital. No obstante no parece haber un límite superior al tamaño del ejército de reserva. Si es demasiado grande, tal como está siendo hoy en todo el mundo significa que el capitalismo está alcanzando su límite económico. Ello nos urge para que en terreno político sustituyamos está forma opresiva de vida pues está ya en decadencia.

Fuente: La Izquierda Diario

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