
Alejandro Valle Baeza
El Informe 20181 del Observatorio de Salarios de la Universidad Ibero Americana (UIA) afirma que el salario mínimo ha permanecido estancado entre 2007 y 2018; aún cuando se dieron dos aumentos considerables en 20172, si se toma en cuenta el aumento de precios de los productos de la canasta básica.
La gráfica anterior es un tanto ambigüa pues el año de 2018 no ha concluido y no se aclara eso en el informe. No obstante parece que esa afirmación es correcta pues coincide, en términos generales, con lo mostrado por la Organización
internacional del trabajo en su Panorama Laboral 2017 de América Latina y el Caribe.
Según el observatorio sobre salarios el salario mínimo mexicano en los primeros meses de 2018 era de 59.38 pesos de 2010 y en 2007 de 59.133,
es decir sin cambio significativo en diez años.
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Según el Panorama Laboral 2017 el salario mínimo real mexicano se había incrementado 3 % entre 2005 y 2015, usando el índice de precios al consumidor que como muestra el Observatorio ha crecido menos que los precios de la canasta básica. De todos modos 3 por ciento es muy poco si se considera que la productividad aumentó durante ese
período y además los trabajadores con salarios cercanos al mínimo gastan en productos básicos y no en los de la canasta promedio.
Contrástese, por ejemplo, México con Uruguay donde el salario mínimo real aumentó 107% en el mismo período.
México, a pesar de ser un país de los de mayor ingreso per cápita en América Latina muestra uno de los peores desempeños en aumento salarial. Además tiene el peor
nivel de salario mínimo de los países de AL si se considera la línea de pobreza:
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El salario mínimo en México es cercano al 70% de la línea de pobreza; todos los demás considerados por la OIT están por encima de sus respectivas líneas de pobreza.
Esto es el resultado de las acciones de las empresas asentadas en México y de los gobiernos que desde hace 30 años, PRI y PAN, establecen las políticas salariales.